Los acabados a la cera son de los más antiguos que se conocen, y quedan preciosos sobre muebles de maderas nobles, chapados o marquetería. Hacerlos bien no es difícil, pero sí es importante conocer la técnica para sacarles el máximo partido posible.
Lo primero es hacerse con el material: cera para muebles (puedes comprarla hecha o prepararla tú mismo; en un post próximo enseñaré cómo hacerla), lanilla de acero, paño de algodón o brocha plana de buena calidad, un cepillo para zapatos y una media limpia.
En primer lugar, si el mueble estaba ya encerado tendrás que limpiarlo bien. Puedes usar un desencerador comercial (a la venta en buenas droguerías o centros de bricolaje), o emplear una mezcla al 50% de aguarrás puro y aceite de linaza. Agita bien la mezcla y frota el mueble con lanilla de acero nº 000 empapada en ella, retirando al tiempo la cera vieja con un paño.
Una vez limpia la madera hay que aplicar la cera nueva. Puedes hacerlo con un trapo de algodón limpio que no suelte pelo (por ejemplo, una camiseta vieja) o una brocha. Extiéndela bien, sin pasarte con la cantidad.
Deja secar una hora y saca brillo a la cera, frotando la superficie con el cepillo para zapatos envuelto en la media. Después, da otra mano de cera y deja secar de nuevo, esta vez durante veinticuatro horas.
Verás el brillo intenso que adquiere la madera con este tratamiento. Las mejores ceras son las incoloras o amarillas, de tipo anticuario. Y recuerda que, cada vez que quieras volver a encerar el mueble, es recomendable limpiarlo primero para que no se acumulen las capas de cera vieja.
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